Strongly suggest seeing my next blog post here in about 10 minutes…

Note the music video highlighting the dangers of our shared Ecological Emergency in the Amazon! This post is in both Spanish and English.

Greetings, fellow Latinas and Latinos,

As I reach out to you today, I deeply reflect on an integral part of my identity—a Climate Rumbero. This term, dear to my heart, embodies not just the rhythm of the drum but the legacy of cultural resilience and vibrancy deeply ingrained in our heritage. Though I may not be a master of rumba, I can sustain a steady Latin rhythm for nearly an hour—a feat admired by aficionados of Quintero’s music.

Yet, amid the joy of our shared culture, I am compelled to confront a disheartening reality. It truly pains me to see fellow Latinas and Latinos considering support for individuals who have repeatedly demonstrated blatant disregard for our heritage and humanity. I will never forget the sorrow in my father’s eyes when a certain president, during his visit, tossed paper towels at us. My dad, with tears in his eyes, he said, “Toma pa’ que jodan”—a poignant testament to the indignity that was inflicted upon us.

And let us not forget the profound pain of having our children torn from our embrace—confined in cages as if they were less than human. This trauma, which shattered families, endures today as parents continue to struggle to reunite with their children, sometimes without success. Despite my imperfect Spanish, I understand that the true essence of our culture lies not just in language fluency but in the depth of our collective spirit—a spirit where passion transcends skill, and love binds us beyond words.

Therefore, I urge you, my dear compatriots, to reconsider supporting those who fail to appreciate the richness of our culture and who perpetuate divisive rhetoric and unjust labels. Let us honor the countless Latinas and Latinos whose contributions have shaped innovations and institutions worldwide. Let us recognize that our cultural tapestry enriches humanity beyond measure.

As my parents often reflected on the symbiotic relationship between the African American and Latinx communities, we must also acknowledge that our combined contributions form the very fabric of societal progress. Turning a blind eye to the systemic injustices endured by our communities is not just a betrayal of our heritage but a jeopardization of the future of our children and grandchildren.

I do not presume to dictate how you should vote—but I implore you to consider the lessons from our collective experiences. While forgiveness is a hallmark of our character, we must not forget the injustices we have faced. Let us exercise our power with foresight, safeguarding not only our interests but also the well-being of our children and Latinx siblings around the world.

For every ballot cast in favor of principled leadership, we sow seeds of change—fostering ripples of empowerment that transcend borders and uplift the marginalized. Our choices today shape the trajectory of a world grappling with the urgent realities of the Climate Emergency.

In closing, I stand before you not just as a proud individual of Latin descent, but as a dedicated Climate Rumbero, committed to drumming the truth into our collective consciousness. For those seeking deeper insight into my perspective, I invite you to listen to a poignant salsa piece lamenting the destruction of the Earth’s lungs—a sobering reminder of our shared responsibility to safeguard the future of this planet we call home.

Mensaje Climático para Latinas y Latinos: Un Llamado a la Acción

Saludos, queridas Latinas y Latinos:

Al dirigirme a ustedes hoy, reflexiono profundamente sobre una parte integral de mi identidad: un Rumbero del Clima. Este término, cercano a mi corazón, encarna no solo el ritmo del tambor, sino también un legado de resiliencia y vitalidad cultural arraigado en nuestra herencia. Aunque no soy un maestro de la rumba, puedo mantener un ritmo latino constante durante casi una hora—una hazaña apreciada por los aficionados a la música de Quintero.

En medio de la alegría de nuestra cultura compartida, me veo obligado a enfrentar una realidad desalentadora. Me duele ver a Latinas y Latinos considerando apoyar a individuos que repetidamente han mostrado un desprecio flagrante por nuestra herencia y humanidad. Recuerdo la tristeza en los ojos de mi padre cuando cierto presidente, durante su visita, nos lanzó rollos de papel toalla. Con lágrimas, dijo: “Toma pa’ que jodan”—un testimonio conmovedor de la indignidad que nos infligieron.

No olvidemos la angustia de tener a nuestros hijos arrancados de nuestros brazos—confinados en jaulas como si fueran menos que humanos. Este trauma, que destruyó familias, persiste hoy en día mientras los padres continúan luchando por reunirse con sus hijos, a veces sin éxito. A pesar de mi español imperfecto, entiendo que la verdadera esencia de nuestra cultura no reside sólo en la fluidez del idioma, sino en la profundidad de nuestro espíritu colectivo—un espíritu donde la pasión trasciende la habilidad y el amor nos une más allá de las palabras.

Por lo tanto, les insto, queridos compatriotas, a reconsiderar el apoyo a quienes no comprenden la riqueza de nuestra cultura y que perpetúan una retórica divisiva y etiquetas injustas. Honremos a las innumerables Latinas y Latinos cuyas contribuciones han moldeado innovaciones e instituciones en todo el mundo. Reconozcamos que nuestro tapiz cultural enriquece a la humanidad más allá de toda medida.

Como mis padres a menudo reflexionaban sobre la relación simbótica entre las comunidades afroamericanas y latinas, también debemos reconocer que nuestras contribuciones combinadas forman el tejido mismo del progreso social. Ignorar las injusticias sistémicas que nuestras comunidades han soportado no es solo una traición a nuestra herencia, sino también un riesgo para el futuro de nuestros hijos y nietos.

No pretendo dictar cómo deben votar—pero les imploro que consideren las lecciones de nuestras experiencias colectivas. Si bien el perdón es un sello distintivo de nuestro carácter, no debemos olvidar las injusticias que hemos enfrentado. Ejercitemos nuestro poder con previsión, protegiendo no solo nuestros intereses sino también el bienestar de nuestros hijos y hermanos latinos en todo el mundo.

Por cada voto emitido a favor de un liderazgo con principios, sembramos semillas de cambio—fomentando ondas de empoderamiento que trascienden fronteras y elevan a los marginados. Nuestras decisiones hoy moldean la trayectoria de un mundo que enfrenta las realidades urgentes de la Emergencia Climática.

Para concluir, me presento ante ustedes no solo como alguien de ascendencia latina, sino como un dedicado Rumbero del Clima, comprometido a hacer resonar la verdad en nuestra conciencia colectiva. Para aquellos que buscan comprender más profundamente mi perspectiva, los invito a escuchar una conmovedora pieza de salsa que lamenta la destrucción de los pulmones de la Tierra—un recordatorio sobrio de nuestra responsabilidad compartida de salvaguardar el futuro de este planeta que llamamos hogar.